Así que tira para Sarsamarcuello, localidad sin intendencia pero con esa ultima fuente de costumbre en la que rellenar mi litro y medio de líquido que me debe durar unos 20 kilometritos.
Desde allí, una buena subidita que te mete en unos paisajes realmente dignos de visionar desde allá arriba, con la habitual ermita de arriba del todo y un buen trecho en altos elevados que divisan a tu izquierda los famosos Mallos de Riglos
Pero el golpe de gracia viene tras el descenso de un barranco y su posterior elevación a través de su recorrido hacia el norte.
Entre las montañas se abre un pequeño paso, que te deja delante de un terreno llano regado por un río y recorrido por ese pedazo tren de Zaragoza a Canfranc. Impresionante el paso e impresionante la vista, tanto desde esa raja en la montaña, como la propia vista de la raja desde el otro lado del río camino de la estación de Santa María y la Peña.
Y la estación? La imagen vale más que mis palabras.
Allí pasa el tren que al final no tomé, pero por el que llegaré de nuevo a retomar mi camino.
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