Y no me quejo, porque donde no había una flecha, había un retroceso de menos de 100 metros, y eso es un éxito, tras experiencias anteriores.
El trayecto es muy apacible. Sales de un Alfarrás de carretera nacional, pero te subes a una pequeña meseta desde la que ves media franja y casi que el resto de camino hasta Tamarite.
Entre campos y campos de arboles y regadíos, menos frondosos de lo que recordaba, y con una ermita de Sant Roc ya aproximandote a la primera parada. Punto de reencuentro hace 10 años en forma de mensaje, con aquel ciclista que ya me estaba dejando atras.
Tamarite respira Camino de Santiago. Desde la primera marca en el campo de futbol hasta la última fuera de sus límites:
Todo marcado y sin posibilidad de pérdida. Bueno, sí que te pierdes por entre sus calles para hacer el bocata de la mañana y la Coke of the Day, dedicada esta vez a Don Luis Perat, famoso peregrino de la villa que me acogío allí de manera excepcional.
La salida, también en pendiente, es novedosa por la construcción de un pequeño polígono industrial, pero enseguida cazas la carretera caminito de Monzon, larga, sin ninguna población en la que buscar excusa y pararse. Consuela la poca carretera que pisas, pero el tramillo hasta cruzar la vía del tren se hace largo y caluroso, con la inevitable brisa que, molestar molesta pero no te deja acabar empapado de sudor.
Y en Monzon, tradicionalista que es uno, volvimos al mismo dos estrellas que nos había acogido 10 años atras. Curiosamente, me preguntaron si había estado allí antes. Ante la respuesta de "hace 10 años menos 4 meses" declinaron consultar en el PC por si estaba mi ficha. Descanso con un partido de los que te indeciden: Hospi - Espanyol B, catedral, provisiones, cena, y preparación para la gran etapa del Somontano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario