"La Leyenda del Somontano
"Para los profanos geográficamente hablando, esta etapa les parecerá una más, que va entre una localidad importante de Huesca y su capital. El que esté geográficamente situado...que se haga una idea. Y es que esta etapa es de las de una y no más. Porque cruzar el Somontano ("trocico" a recorrer en esta etapa) en las condiciones en que fue cruzado es una invitación a la retirada del peregrino. Más de 60 Km. bajo unas condiciones climáticas salvajes, y con el aliciente de un par de versiones del Toi Perdio que añadieron algún km. extra a la etapa.
Fortuna hubo que la salida de Monzón se hizo en buenas condiciones físicas, y con ellas se atravesó gran parte del Somontano. Primero, un tramo de carretera, y despues de un pequeño tramo algo deprimente (tuberías, escombros, zonas industriales) nos acercamos por una pista hacia Selgua. Muy parecido el camino hacia Ilches y finalmente Berbegal, encima de un montículo que tela marinera el subirlo casi a mediodia con unos cuantos kilos encima (no de más, que esos ya se estaban dejando gota a gota de sudor).
Al fondo y arriba, Berbegal: En pleno Somontano.
Estos tramos se caminan bajo el sol y entre las manadas de insectos que habitan arrozales y cereales, que te dejan recuerdos en la piel durante varios dias. Cerca de Berbegal, hay un bosque que da respiro, y dicen que una ermita, pero supongo que escondida tras los árboles. La salida de Berbegal entre y a través de campos de cereales endurece el Somontano, especialmente desde Berbegal a LaCuadrada. Todo esto te deja en Pertusa con cansancio extra. Allí es donde un peregrino en condiciones normales debe pasar la noche, albergado por la gente de Pertusa en su polideportivo.
Pero San Lorenzo en Huesca por San Lorenzo es mucho San Lorenzo, y no se puede echar por tierra el trabajo de las chicas "Tívoli" por lograrte alojamiento en días tan complicados. Hablando de Lorenzo, en la salida de Pertusa y al paso por Antillon ya empieza a ganarte la partida. Las cosas empeoran si al seguir por la montaña, te cuelas de desvío, no divisas nunca la Ermita de San Gregorio, y sales en Blecua cuando deberías salir en Pueyo de Fañanas (Toi Perdio v5.0). Para amenizar el entuerto, los kilómetros a recuperar deben hacerse por carreteras largas y rectas a unas horas (4 de la tarde) poco apropiadas. En eso llegas a Fañanas sin agua ni en los botes de Isostar ni en la garganta, con lo que no te queda más remedio, y aún pecando de subjetivo, que considerar a la fuente de Fañanas como la Fuente Oficial del Camino de Santiago en el Somontano. Buena, fresca y oportuna agua la suya!.
Ese agua y algo de comida te dan fuerzas para afrontar el final del Somontano con la ilusión de llegar a Huesca, cansado pero con el objetivo cumplido. Pero los kilómetros, el sol, los años y las piernas empiezan a pesar demasiado. A la salida de Ola, se hace el último ascenso antes de Huesca, en el que de nuevo se agradece a Toni y Juan Pedro nuestras carreras preparatorias subiendo Montjuic. El problema aparece en una bajada escarpada y con mucha pendiente que castiga duramente, cual defensa contundente y leñero, pies, tobillos y rodillas del peregrino más preparado y entusiasta. Todo este cúmulo de circunstancias y la nueva ausencia de la necesaria orientación geográfica de un mapa, permite un margen de error que nos lleva a coger la dirección equivocada (Toi Perdio v5.1). Resumiendo, fuimos a parar a Belestar en lugar de a Tierz. Tampoco es que acabaramos en Barbastro, pero de nuevo unos kilometros de regalo por carretera nos hicieron llegar a Huesca de noche, con una lentilla menos y casi a rastras. La Leyenda del Somontano casi acaba con el peregrino, pero el llegar a Huesca, del mismo modo que días antes llegar a Igualada, nos confirmó que algo muy grave debería ocurrir para no cumplir con el Camino.
" Come on, now.
I hear you're feeling down.
Well I can ease your pain,
Get you on your feet again. "
Esta fue la ETAPA del Camino. Una temeridad, un desafío a todo y a todos, y un punto de inflexión para eso de las animaladas peregrinas. Nunca he repetido estado como con el que llegué a Huesca. Ni cómo conseguí esa noche tomar una pizza, porque no podía ni cortarla con cuchillo porque se me enrampaban las manos. Seguro que en las condiciones de esta año hubiera sufrido aún más, pero también es verdad que, tal como está ahora marcado, hace 10 años hubiera sufrido mucho menos.
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